ERMITA DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO (ANTIGUA MEZQUITA)
La actual ermita es una antigua mezquita construida durante el periodo almohade, a finales del siglo XII o principios del XIII, de la que sólo falta el minarete y el patio, además de la remodelación del mihrab. Fue adaptada al uso cristiano como ermita de Santiago en 1502, mostrando así el triunfo de quienes propugnaban la intransigencia religiosa frente a los musulmanes y el incumplimiento de las capitulaciones regulando la coexistencia pacífica entre musulmanes y cristianos. Es el único ejemplar de mezquita conservado en la provincia de manera más o menos completa.
Fachada exterior de la ermita de Fiñana (antigua mezquita) © Fotografía: Pako Manzano
Es un pequeño edificio de planta casi cuadrada cuya sala de oración se divide en tres naves gracias a dos hileras de arcos de herradura levantados sobre cuatro pilares, carentes de decoración y de capitel, con las esquinas achaflanadas, según los modelos de simplicidad y ascetismo de la tradición almohade.
Pero el espacio más destacable es el nicho del altar mayor albergando la imagen del Nazareno, espacio construido posiblemente hacia el siglo XVII aprovechando el hueco del antiguo mihrab. Este es el elemento más importante de una mezquita y simboliza la presencia de Alá en la sala de oración, situándose en el muro de la quibla o de fondo de la mezquita. Su planta hexagonal se cubría originariamente con una cúpula, símbolo del Universo y del poder absoluto de Alá, según un modelo similar, pero más sencillo, al de la mezquita de Córdoba.
Su rica decoración exterior en yesería es la aportación artística más importante del conjunto, adaptándose al hueco del antiguo mihrab con una ancha banda decorativa en forma de U invertida. Allí se entremezclan yeserías con motivos florales (ataurique), con los textos epigráficos, mezclando la escritura cúfica de trazos geométricos y angulosos con una cursiva más ágil e informal. Lamentablemente los paneles están muy deteriorados y mutilados, además de presentar restauraciones inadecuadas.
Interior de la misma ermita © Fotografía: Pako Manzano
La decoración vegetal muestra una gran abstracción en la representación, según el antinaturalismo de la cultura islámica, mostrando motivos de palmetas, tallos, digitaciones … dentro de un lenguaje artístico elegante y donde las composiciones se fundamentan en esquemas matemáticos. La repetición se convierte en un elemento de estilo para conseguir una belleza abstracta, al margen del naturalismo cristiano.
La cubierta muestra una armadura de par y nudillo a cuatro aguas en la nave principal, con tirantes y cuadrales en las esquinas, mientras que las laterales se resuelven con faldones a un agua.
Detalle de los paneles de yeserías de ataurique decorando el hueco del antiguo mihrab © Fotografía: Pako Manzano
LA ALCAZABA
La prolongada presencia musulmana ha dejado construcciones y vestigios fácilmente reconocibles, especialmente La Alcazaba, pero también otros menos aparentes pero más funcionales y cotidianos, como los sistemas de regadío y canalizaciones, los molinos, la toponimia de la zona o el trazado irregular de las calles asidas a las curvas de nivel en la parte alta. Muchas veces las huellas culturales son mucho más sutiles y menos materiales que las propias edificaciones.
La Alcazaba es el testimonio material más importante de la huella musulmana, posiblemente anterior al siglo X, pues las crónicas nos mencionan al asedio de Abderrahman III a la fortaleza de Fiñana en el 913 para sofocar el levantamiento de Ibn Hafsun, que llegó a tener en jaque el sistema político del califato.
Volumen de la torre de la Alcazaba con viviendas tradicionales adosadas © Fotografía: Alfonso Ruiz
El recinto fortificado se sitúa en la parte alta del pueblo, como defensa de la población civil situada a los pies y para controlar la vía que comunicaba con el interior peninsular. Pero lamentablemente la invasión de las viviendas ha ido destruyendo sus muros para ampliar dependencias y hoy sólo quedan tres torreones (el más conocido es la torre del Reloj) y una línea de murallas rodeando el pueblo como defensa.
Destaca especialmente un torreón de grandes proporciones, recientemente restaurado y habilitado como mirador. Por ello aconsejamos ascender hasta esta torre más alta conservada, recuperándose su acceso seguro en recientes fechas, pues podremos identificar la fábrica musulmana en tapial y disfrutar de unas bellas vistas al caserío urbano, dominado por el volumen sobresaliente de la iglesia parroquial de La Anunciación, y en general del Valle del Nacimiento, entre las sierras de Nevada y Filabres, y comunicación natural de la costa a las planicies del interior. Disfrutar de estas vistas será toda una experiencia.
Volumen de la torre principal de la Alcazaba, que permite unas espectaculares panorámicas © Fotografía: Alfonso Ruiz
ALJIBE
En cercanía con esta alcazaba y en el pintoresco barrio del mismo nombre, se sitúa un aljibe de abastecimiento de agua para la población que aprovecha la aportada por una conducción y las recogidas en esta parte alta. Responde al modelo tradicional de gran nave longitudinal construida con sólido hormigón como impermeabilizante, y que constituye la gran aportación arquitectónica del mundo romano por su dureza y fácil modelado mediante cimbras, técnica constructiva que pasará a la cultura hispanomusulmana.
Interior del aljibe, habilitado como espacio expositivo © Fotografía: Pako Manzano
Está cubierta con bóveda de cañón con lajas de piedra perfectamente trabadas y con tragaluces en su parte alta. Recientemente ha sido restaurado y reconvertido por el Ayuntamiento en salón para diversas actividades culturales, desde exposiciones a pequeñas conferencias, contrastando con su uso, hasta hace no demasiados años, como establo, colmatado de residuos casi hasta la entrada, pero cuya funcionalidad ha garantizado su conservación y su recuperación reciente.