PAISAJE URBANO Y ENTORNO AGRÍCOLA
Nos centraremos en el casco urbano y en su entorno agrícola y cultural.
Aconsejamos que tras bajar del castillo (próxima parada) lo hagamos por la calle Ciezar hasta llegar a la Plaza Vieja, y por el camino del campo encontramos los restos de los baños árabes, apenas el arranque de tres naves paralelas, pero con la singularidad de ser uno de los pocos baños islámicos conservados en la provincia (anteriormente hemos visitado los de Celín y Berja en el itinerario 1.5 Baja Alpujarra).
Oria, situada entre la Alcazaba y la Basílica. © Fotografía: Rafael Pozo
Más adelante llegamos a la acequia de la fuente de la Polaca, un sistema de captación y canalización de época andalusí que se ha mantenido hasta hoy para regar la vega, y que vierte las aguas en los siete caños de la fuente de la Polaca, después a la maquinaria de un molino, continuaba por los baños árabes y se almacenaba el agua en la alberca del Baño para regar las huertas próximas. Es un entorno de molinos y agua que ha perdido gran parte de su vigencia.
ALCAZABA
Esta fortaleza árabe se sitúa sobre un cerro de gran altura (1045 m de altitud y unos 40 por encima del casco urbano) que domina y protege la población. Su construcción seguramente sea de la segunda mitad del siglo XIII, tras la ocupación almohade y el asentamiento del nuevo sultanato nazarí de Granada, después de la fijación de la frontera entre los reinos de Granada y Murcia, como línea defensiva frente a las incursiones cristianas y para controlar el camino a Los Vélez, sistema defensivo que se completa con el Castellón de Olias o el fortín de El Villar, también en el término municipal.
Restos de la Alcazaba de Oria. © Fotografía: Pako Manzano
El recinto es de grandes proporciones (unos 2.800 m2), con muralla de tapial sobre zócalo de mampostería para regularizar la superficie rocosa del cerro, y presenta una planta rectangular adaptada a la topografía del terreno y torres rectangulares en los extremos.
La entrada principal se sitúa al Norte y se dispone entre dos torreones menores, y al exterior encontramos un antemuro que, junto a la propia disposición del aljibe, una vez dentro del recinto, dificulta la posible entrada masiva de tropas enemigas.
De todo el perímetro amurallado sobresalen únicamente un paño de lienzo de 7,5 m en la zona Este, otro pequeño lienzo en la zona Sur, y una gran torre en el ángulo Noroeste, que protegía el acceso a la fuente de la Polaca, principal abastecimiento de agua de la población. Es un gran torreón de 22 X 15 m y responde al modelo de calahorra o torre fuerte para defender un punto estratégico, en este caso la propia fuente.
Tras la rebelión de los moriscos de 1568-1570 tuvo especial protagonismo porque fue la única fortaleza no tomada por éstos, al frente del caudillo El Maleh, convirtiéndose en refugio de cristianos viejos huidos de los pueblos limítrofes. Posteriormente la fortaleza se abandona.
BASÍLICA DE NTRA SRA DE LAS MERCEDES Y CASA DE LA TERCIA
Aunque no forma parte de nuestro ámbito temático y cronológico, la huella hispanomusulmana en el territorio almeriense, pues corresponde al barroco del siglo XVIII, no debemos dejar de visitar el edificio emblemático de Oria. Esta villa quedó integrada dentro del señorío del marqués de Los Vélez, con su primer marqués, D. Pedro Fajardo, hasta el siglo XIX.
Interior de la basílica de Ntra Sra de las Mercedes de Oria. © Fotografía: Rafael Pozo
Será construida entre 1767 y 1779 por el arquitecto fray Pedro de San Agustín, lego del monasterio de jerónimos de La Ñora (Murcia) y artífice asimismo de los templos de Vélez Rubio y Cuevas de Almanzora, y promovida por José Mª Álvarez de Toledo Gonzaga, XI marqués de los Vélez,.
Su estructura y organización espacial es similar a la de la Encarnación de Cuevas de Almanzora y presenta planta de cruz latina, con tres naves, coro alto a los pies y presbiterio de cabecera recta, cubriéndose con bóvedas de medio cañón con arcos fajones y lunetos. La fachada principal, con la portada labrada en piedra que la preside, es réplica de la iglesia de la Encarnación de Vélez Rubio.
La Casa de la Tercia o almacén señorial de granos para evitar las hambrunas en épocas de escasez fue construida por este mismo marqués. Constituye el antecedente de la labor asistencial a favor de los pobres, pero en este caso para evitar las revueltas sociales ante una acusada etapa de hambre.