Estamos ante una de las comarcas más atractivas de nuestra provincia porque se combina un rico Patrimonio natural, representado en el Parque Natural de Sierra de María-Los Vélez, con un legado histórico extraordinario, que comienza con cuevas y abrigos rocosos personalizados con pinturas rupestres desde el Neolítico, declaradas Patrimonio de la Humanidad, y que se materializa especialmente en los conjuntos históricos de Vélez Blanco y Vélez Rubio. A ellos debemos unir un patrimonio etnográfico diverso y una gastronomía con amplia tradición.
La herencia musulmana, objetivo fundamental de esta visita, está presente en el propio nombre de la comarca y en la toponimia de numerosos lugares, como sus dos principales poblaciones (Velad al-ahmar es Vélez Rubio y Velad al-abyad es Vélez Blanco). También en sus numerosas fortificaciones (Castellón, Vélez Blanco, Xiquena...) y torres vigias (Montalviche, Gabar...), resultado de ser tierra de frontera durante la etapa nazarí. Además en su agricultura y sistemas de regadío, gastronomía, tradiciones...
Escudo del marqués de los Vélez en el muro de la torre homenaje del castillo de Vélez Blanco. © Fotografía: Alfonso Ruiz
Esta visita de los Tesoros del Milenio no puede olvidar el magnífico patrimonio heredado del Renacimiento y el Barroco, como el castillo-fortaleza de los Fajardo, la iglesia de la Encarnación o la arquitectura tradicional velezana en sus variantes barroca e historicista.
En definitiva Los Vélez son unas “Tierras de memoria” que debemos conocer y disfrutar. La estancia en Los Vélez parece obligada.
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Lorenzo Cara Barrionuevo (Arqueólogo e investigador), Encarna Mª Navarro López (Licenciada en Historia del Arte), José Domingo Lentisco Puche (Revista Velezana) y Dietmar Roth (Concejal de Cultura de Vélez Blanco e historiador)
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Cogemos la A-7 en dirección a Levante hasta Puerto Lumbreras (Murcia), donde nos desviamos a la izquierda por la A-92, gran eje transversal de Andalucía. Continuaremos hasta la salida 112 para poder acceder al Cerro del Castellón (Vélez Rubio), cogiendo para ello el camino de servicio paralelo a la autovía hasta las inmediaciones del Cerro, inconfundible por situarnos frente al casco urbano de Vélez Rubio y apreciar arriba los restos de unas torres y murallas de la antigua población musulmana de la localidad. Allí aparcamos y debemos hacer una subida de unos 20 minutos y una longitud de unos 900 m, y después un recorrido perimetral de poco más de 1000 m para poder identificar el recinto fortificado.
Restos de torres y murallas en el Cerro del Castellón (Vélez Rubio). © Fotografía: María Navarro
- De retorno nos dirigimos a Vélez Rubio para disfrutar de diversos recursos patrimoniales por su Conjunto Histórico, declarado B.I.C. Posteriormente nos trasladamos a Vélez Blanco a través de la A-317 en un trayecto de apenas 6 kms. En vez de tomar el primer acceso al casco urbano, continuamos apenas un km hasta la siguiente salida, que nos conduce al pie del castillo del marqués de Los Vélez, oportunidad también para disfrutar de una magnífica panorámica sobre su Conjunto Histórico.
Posteriormente podemos descender a la calle principal Corredera a través de la calle Castillo, un laberinto en pendiente pero sugerente y rápido para llegar al centro urbano, o bien retornamos hasta la primera entrada a la localidad, que antes sobrepasamos. El Centro de Interpretación de El Alporchón se encuentra casi a la salida de la localidad en dirección a María. Vélez Blanco nos aguarda con todo su abanico de posibilidades culturales.
Programa
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CERRO DEL CASTELLÓN
Este cerro, situado enfrente del actual casco urbano de Vélez Rubio y separado por la rambla de Chirivel, fue el solar del antiguo poblamiento en época musulmana, hasta la conquista de los Reyes Católicos de todo el Levante del antiguo Reino de Granada en 1488. Desde ese momento se traslada el núcleo urbano al solar actual, dentro de un fértil valle y con agua abundante.
Vista general del Cerro del Castellón.
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El Castellón es la mayor fortaleza de Los Vélez (una extensión total de 2,3 hectáreas) y se encuentra erigido sobre un cerro amesetado, a 1025 m de altitud. Este cerro adquiere una posición estratégica sobre la vía que une el Sur y el Levante con el Norte, junto a otra serie de fortificaciones en puntos elevados, para controlar los caminos y defender las poblaciones rural en una época de creciente inseguridad, especialmente tras el establecimiento de la línea fronteriza en el siglo XIII en el cercano castillo de Xiquena con la caída de Lorca en manos cristianas (1244). Este avance cristiano obliga a reforzar toda una serie de torres vigías, que concentran la defensa en las alcazabas claves de Vélez Rubio y Vélez Blanco.
La muralla exterior es un largo encintado que ocupa un perímetro aproximado de 500 m., aprovechando su lado meridional el desnivel natural de la roca para reforzar la defensa Este primer recinto está muy deteriorado y parece presentar una puerta orientada al Este, protegida por un torreón, concentrando el núcleo poblacional. Entre los escasos restos que son hoy visibles se encuentra una gran torre cuadrada y a su lado un pequeño aljibe de planta rectangular sobre zócalo de piedra, cubierto con bóveda de arista.
El segundo recinto es la alcazaba propiamente dicha o castillo fortificado, con una planta rectangular y un estrecho camino de ronda de 90 cms. Solo encontramos pequeñas torres ya que el gran cortado hace innecesario otras defensas.
Detalle de una torre. © Fotografía: Alfonso Ruiz
El sistema constructivo es una base de mampostería que nivela la superficie y encima muros de tapial (fábrica tradicional por su sencillez, economía y solidez, donde se mezcla tierra, piedra pequeña y cal sobre un encofrado o cajón desmontable de madera, de forma que una vez solidificada la mezcla se desmonta y se sube la tapia para recrecer el muro).
La subida a la fortaleza constituye una magnífica oportunidad para contemplar la trama urbana de Vélez Rubio, el pasillo de Chirivel y la mole rocosa de El Maimón. La cámara de fotos debe ser un complemento indispensable.
MUSEO COMARCAL VELEZANO MIGUEL GUIRAO
Situado en el antiguo Hospital Real creado por Carlos III en 1765 y partiendo del fondo legado Miguel Guirao Pérez y su familia, se crea este museo en 1995 con las salas dedicadas al medio natural y la Prehistoria. En el 2000 se amplía con elementos de la vida y la cultura popular, para rescatar el patrimonio de la sociedad agraria tradicional, en estado de desaparición, y desde 2009 también cuenta con espacios para un recorrido temporal y la interpretación del patrimonio comarcal desde la Edad Media a la actualidad.
Grupo de visitantes del Museo Velezano de Vélez Rubio. © Fotografía: José Ángel Fernández
De la época hispanomusulmana destacan piezas cerámicas de yacimientos arqueológicos como el Cerro Judío (Vélez Blanco) o El Castellón (Vélez Rubio), una estela funeraria y un fragmento de un arco polilobulado.
CARRERA DEL CARMEN Y CARRERA DEL MERCADO. CONJUNTO HISTÓRICO E IGLESIA PARROQUIAL DE NTRA. SRA DE LA ENCARNACIÓN
Aunque específicamente no forma parte del ámbito conceptual del itinerario (la huella hispanomusulmana) no podemos obviar el reconocimiento de un conjunto histórico con personalidad propia, donde principalmente la Carrera del Carmen y la Carrera del Mercado nos acercan a una arquitectura tradicional velezana con diversas manifestaciones de interés. Pero especialmente no debemos faltar a la cita con la iglesia parroquial de Ntra Sra de la Encarnación, la joya del barroco velezano, cuyo volumen sobresale airoso de la trama urbana.
Fachada de la iglesia de la Encarnación. © Fotografía: Alfonso Ruiz
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CASTILLO DEL MARQUÉS DE LOS VÉLEZ
Vélez Blanco será la cabeza del extenso y rico señorío de D. Pedro Fajardo, nombrado Marqués de los Vélez por los Reyes Católicos, que se instala en la villa en 1503. El castillo será el emblema de su poder, eligiendo para su construcción el estilo renacentista, que simboliza el espíritu de los nuevos tiempos.
El edificio presenta una estructura rectangular de argamasa y ladrillo, heredada de la alcazaba musulmana, que cumple la función de construcción auxiliar y protege el acceso al puente levadizo, y el cuerpo principal, de airosas siluetas y esbeltas proporciones, realizado con sillares y mampostería.
Vista general del Conjunto Histórico de Vélez Blanco. © Fotografía: Revista Velezana
El patio de honor, auténtica joya del castillo, fue vendido por sus propietarios en 1904. En la actualidad se encuentra en el Museo Metropolitano de Nueva York. Construido en mármol blanco, uno de sus lados, con doble galería de columnas corintias, daba paso a los salones nobles del castillo, cuyas ricas decoraciones han sido también brutalmente expoliadas. Los Fajardo vivieron eventualmente en el castillo hasta el último tercio del siglo XVI. Después estuvo habitado con regularidad hasta el siglo XIX en el que quedó abandonado.
La presencia musulmana en el castillo se comprueba en el Primer Recinto y en algunos restos de fábrica hispanomusulmana en el arranque del muro cristiano (especialmente al este del puente levadizo y casi debajo del mirador orientado al Este). Precisamente la existencia de esta previa fortaleza islámica permitió al marqués de Los Vélez el construir el palacio-fortaleza, a pesar de la prohibición de los Reyes Católicos de levantar nuevos castillos, pues se habla de la reconstrucción de una obra previa.
Castillo del marqués de Los Vélez en la distancia. © Fotografía: Revista Velezana
En estos momentos de creación de los estados modernos la monarquía autoritaria desea reducir el poder de la nobleza medieval, simbolizado en el castillo fortificado como elementos de prestigio social, además de su valor puramente defensivo.
IGLESIA MUDÉJAR DE LA MAGDALENA
Situada a los pies del palacio-fortaleza constituye el primer templo cristiano de Vélez Blanco, levantado sobre el solar de la antigua mezquita, de la que aprovechó parte de su estructura constructiva. Es una obra mudéjar realizada en mampostería y ladrillo, de la que solo se conservan dos muros con tres arcos de ladrillo, y especialmente la imponente torre campanario, realizada en piedra y que muestra el escudo de los Fajardo en la cara Este.
En la planta baja de la torre, actualmente tapiada, hay una capilla con escudos de la familia Faura, cuyos miembros fueron alcaides de ambos Vélez durante varias décadas. Cerca encontramos los restos de una gran nave abovedada de un aljibe que pertenecía a los baños de la barriada musulmana.
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Iglesia mudéjar de La Magdalena y al fondo el Conjunto Histórico de Vélez Blanco.© Fotografía: Alfonso Ruiz
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BARRIO DE LA MORERIA
Sin embargo la huella musulmana mantiene su encanto en este barrio que se descolgaba a los pies de la antigua alcazaba musulmana (solar hoy ocupado por el castillo del marqués de Los Vélez) y la iglesia de la Magdalena. Está formado por calles asidas a las curvas de nivel, cortadas por otras verticales que ascienden con fuerte pendiente, resultado del amurallamiento nazarí del siglo XIV, cuando ya la frontera y el peligro cristiano estaban ya muy cerca. Esos vestigios del amurallamiento musulmán son todavía visibles en la proximidad de la Fuente de los Cinco Caños o la calle Palacio, cuya curva se adapta al recorrido de la antigua muralla hispanomusulmana, y algunos tramos están empotrados en las paredes de las viviendas actuales.
Eran callejuelas escalonadas, siempre estrechas, a las que se abrían callejones sin salida, pero a los que daban puertas de entrada a varias casas, con frecuentes retranqueos y dispuestas a distinta altura. Era el aspecto de este barrio hace no demasiadas décadas pero el signo del desarrollo y los tiempos cambia todo, pero todavía le resta algo de aquel encanto secular.
Calle tradicional en el barrio de la Morería. © Fotografía: Encarna Mª Navarro
Detalle de otra calle del mismo barrio hace unas pocas décadas.© Fotografía: Encarna Mª Navarro
FUENTE DE LOS CINCO CAÑOS
A esta fuente tradicional adosó D. Pedro Fajardo hacia 1530 un frontal de mármol de Macael con surtidores de bronce en forma de cabezas de león y esculpidas con las armas de los Fajardo y Chacón, además de las familia de su segunda y tercera esposas, Mencía de la Cueva y Catalina de Silva. Su inscripción nos dice “Quien bebe estas aguas, no olvidará jamás”. Toda una profecía para volver por estas tierras. Es la fuente con mayor valor histórico pero tenemos la oportunidad de visitarla más veces cuando volvamos a Vélez Blanco.
Detalle de la fuente de los Cinco Caños.© Fotografía: Paco Bonilla
CONJUNTO HISTÓRICO Y CALLE CORREDERA
Pocas visitas pueden superar en nuestra provincia a la del Conjunto Histórico de Vélez Blanco, dominado en lo alto por el volumen imponente del palacio fortaleza de los Fajardo. La calle Corredera es el centro neurálgico de esa arquitectura civil velezana de casas de tapial, ladrillo, cal blanca y piedra, de influencias barrocas, y en un magnífico estado de conservación. La iglesia mudéjar de Santiago, en la misma calle, debe ser una cita imprescindible.
Calle Corredera e iglesia de Santiago a la izquierda.© Fotografía: Alfonso Ruiz
CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE LA CULTURA DEL AGUA EL ALPORCHÓN
Inaugurado en 2010 en la tradicional sede de la Comunidad de Regantes, donde se celebraba la subasta de las aguas para el riego, pretende revalorizar la cultura del agua velezana y sus elementos asociados: los sistemas tradicionales de regadío, las construcciones (molinos, batanes, norias, fábricas de luz, fábricas de hielo, acequias, aljibes, balsas, lavaderos, canat,…) así como una mención especial a las personas vinculadas a esta tradición.
El Alporchón es una entidad jurídico-consuetudinaria inmemorial de base corporativa en materia de aguas y de régimen hidráulico, que administra el nacimiento de la Fuente de los Molinos y otras surgencias en el cerro del Maimón.
Sala del Centro de Interpretación de El Alporchón en Vélez Blanco.© Fotografía: Encarna Mª Navarro
Esta cultura del agua y sus infraestructuras hidráulicas de balsas, acequias, partidores, fuentes… y aspectos consuetudinarios sobre su uso (tandas de riego, trabajos manuales de mantenimiento…), se remontan al pasado hispanomusulmán, y nos recuerdan una sociedad que nos aportó la agricultura de regadío y que hizo un máximo aprovechamiento de un bien escaso como el agua, sustituyendo el anterior protagonismo del secano en la cultura romana.
Hoy las fuentes dispersas por todo Vélez Blanco nos recuerdan permanentemente esa presencia y culto al agua.
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