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Arqueología Industrial. Sierra Alhamilla y Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar

Lucainena de los Torres, uno de los pueblos más bonitos de España, esconde un tesoro único de la arqueología industrial: los hornos de calcinación y los restos de un antiguo ferrocarril minero. El complemento será la Vía Verde aprovechando la plataforma de la antigua vía férrea. La llegada al mar en el embarcadero de Agua Amarga nos impactará tanto por la grandiosidad de los restos como por la belleza sin igual de nuestra costa almeriense.

Vista panorámica de Lucainena de las Torres Vista panorámica de Lucainena de las Torres

La minería del hierro ha marcado la historia y el desarrollo de nuestra provincia a lo largo del siglo XX hasta el cierre de las minas de Alquife (Granada) en 1996. Vamos a conocer esta actividad minera en una de sus expresiones más auténticas, en Lucainena de las Torres.

El topónimo Lucainena parece remontarse a una villa romana del patricio Lucaninus. En la Edad Media formará parte del Estado de Tahal, un enorme señorío entregado a D. Enrique Enriquez de Guzmán y que abarcaba gran parte del territorio de los Filabres. La expulsión de los moriscos originará una grave crisis económica y demográfica, marcando la inflexión el auge minero del siglo XIX, con la explotación de los filones de hierro.

Detalle de la batería de hornos desde la pasarela superior habilitada con la restauración reciente realizada © Fotografía: Paco BonillaDetalle de la batería de hornos desde la pasarela superior habilitada con la restauración reciente realizada © Fotografía: Paco Bonilla

Merece especial protagonismo la arqueología minera de esta localidad, que analizaremos a continuación, por diversas razones:

  1. La materialización de un novedoso proyecto de recuperación y puesta en valor de los Hornos de Calcinación, una de las escasas apuestas provinciales para acercar cultural y turísticamente las huellas de la minería.

Horno de calcinación recientemente rehabilitado dentro del proyecto interpretativo y turístico propuesto por el ayuntamiento © Fotografía: Paco BonillaHorno de calcinación recientemente rehabilitado dentro del proyecto interpretativo y turístico propuesto por el ayuntamiento © Fotografía: Paco Bonilla

  1. La apertura de 5 kms de Vía Verde por la antigua plataforma del ferrocarril de vía estrecha,  pero con un vocación y prolongación y continuidad hasta la Venta del Pobre e incluso hasta el embarcadero final de Agua Amarga.
  2. Conocer un municipio pequeño, como éste, pero con el evidente encanto y belleza que le hacen formar parte de la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España, además de haber obtenido varios premios provinciales de embellecimiento.
  3. Acercamiento a una comarca poco conocida y con un importante vacío demográfico, como es el Pasillo de Tabernas, ubicado entre las sierras de Tabernas y Filabres, y que sirve de comunicación a todo el Levante almeriense.

Detalle de la Vía Verde de Lucainena, una oportunidad que tenemos que aprovecharDetalle de la Vía Verde de Lucainena, una oportunidad que tenemos que aprovechar

 

    • Diego Varón Barón (Monitor y técnico del ayuntamiento de Lucainena de las Torres) y Domingo Cañadas Hernández (Licenciado en Ciencias Biológicas)

    • Como punto de partida tomamos la A-92 en dirección a Granada, para desviarnos por la N340A en dirección a Tabernas, pero continuando más allá en unos 15 kms aproximadamente, pasando por la llamada recta del Campo de Tabernas, hasta llegar al desvío a la derecha en dirección a Lucainena de las Torres por la AL-3107.

      Justo antes de entrar en la localidad y junto al acceso a la Vía Verde una señal a la derecha nos conduce a los Hornos de Calcinación, a aproximadamente 1 km, punto de partida de nuestro itinerario, a los que llegaremos tras un desvío por un acceso de tierra.

      Si llegamos desde el Campo de Níjar nos desviaremos por la salida al núcleo urbano de Níjar y tomaremos la misma carretera Al-3107, que nos conducirá por un trama más tortuoso y largo, pero también sugerente, al mismo punto de partida anterior.

      Una vez realizada la visita a los Hornos tomaremos la Vía Verde de Lucainena, que sigue el trazado del antiguo ferrocarril minero. Es una sencilla ruta de 5,1 kms, prácticamente llana, y al término retornamos a la AL-3107 e inmediatamente giramos a la izquierda para desviarnos en dirección a Rambla Honda y Polopos.

      Imponente pila para sostener la desaparecida pasarela metálica del Puente del Molinillo © Fotografía: Paco BonillaImponente pila para sostener la desaparecida pasarela metálica del Puente del Molinillo © Fotografía: Paco Bonilla

      La carretera está asfaltada, salto en algunos tramos de tierra que salva la rambla de Alias, por la que descendemos (únicamente seremos precavidos en caso de temporal de lluvia por una imprevista crecida de la rambla). La vía utilizada es estrecha, tortuosa y con fuertes pendientes, pero no es peligrosa, pues la baja velocidad con la que transitamos nos impide cualquier susto. De cualquier manera conviene la prudencia y tocar el claxon en las curvas más cerradas, pero la experiencia y el paisaje agreste merecen la pena.

      Al llegar a Polopos, a la salida de la barriada, la carretera recupera su ancho normal en la AL-5104, que nos lleva inmediatamente a la A.7. Debemos llegar al cruce estratégico de la Venta de Pobre, donde tomaremos la salida 494 en dirección a Carboneras pro la N-341.

      Barriada de Polopos, en el camino hacia el Campo de Níjar Barriada de Polopos, en el camino hacia el Campo de Níjar

      Un desvío señalizado a mitad de camino, por la Al-5106, nos lleva a la barriada de Agua Amarga y, justo a la entrada, se nos indica el acceso en relativa pendiente al embarcadero de Agua Amarga, punto final de la vía férrea. La referencia para coger este embarcadero es un descampado a la derecha junto al cartel de información de un sendero señalizado y la publicidad de un asador.

      Dejaremos el coche en este descampado y accederemos a pie el trayecto final hasta el acantilado al borde del mar, que nos permitirá una espectacular panorámica de la costa y del Parque de Cabo de Gata-Níjar.

      Batería de hornos de calcinación, antes de su reciente rehabilitación, y abajo la plataforma de antigua apeadero de salida del ferrocarril hasta la cercana estación de Lucainena © Fotografía: Alfonso RuizBatería de hornos de calcinación, antes de su reciente rehabilitación, y abajo la plataforma de antigua apeadero de salida del ferrocarril hasta la cercana estación de Lucainena © Fotografía: Alfonso Ruiz

 

Programa

 

    • Este itinerario nos ayudará a entender la trascendencia de la minería del hierro en el desarrollo económico almeriense de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Esta denominada Edad del Hierro, según terminología acuñada por el profesor Andrés Sánchez Picón, está en oposición a la Edad del Plomo (iniciada desde principios de siglo hasta aproximadamente la década de los ochenta y cuyo escenario será la Sierra de Gádor primero y sierra de Almagrera después, que tendremos oportunidad de conocer en un itinerario posterior).

       

      Vista general de la estación de Lucainena a principios del siglo XX. Libro Trenes, cables y minas de Almería (I.E.A., 2000), pág. 73Vista general de la estación de Lucainena a principios del siglo XX. Libro Trenes, cables y minas de Almería (I.E.A., 2000), pág. 73

      Este nuevo ciclo del hierro tendrá mucho en común con el anterior, fundamentalmente en lo referente a un esplendor efímero, un boom que se esfumará en pocos años dejando tras de sí, a la par que unos nunca suficientes beneficios, unos recursos no renovables agotados, un subsuelo que nunca más podría volver a alimentar un esplendor parecido.

      Pero las diferencias también son notables. La explotación no se realiza en este caso con capitales autóctonos, sino foráneos, fundamentalmente vascos e ingleses. Por otro lado, la minería del hierro no irá acompañada de la industria metalúrgica asociada, como ocurrió en el caso del plomo. No existió en Almería un desarrollo siderúrgico, sino que el hierro se exportó en bruto. Aparece por tanto la imagen, perfectamente dibujada, de una explotación de carácter marcadamente dependiente y colonial.

      Pero el desarrollo de la minería del hierro no habría sido posible sin la construcción de la infraestructura necesaria para su transporte de las minas, situadas en el interior, hasta los puntos de embarque de la costa: las líneas de ferrocarril y los embarcaderos y cables mineros. El transporte del mineral de hierro, de escaso valor por unidad de peso, en serones de esparto a lomos de animales por las veredas pedregosas de las sierras, sistema que se utilizó con el plomo, era impensable. El transporte era el talón de Aquiles de la minería del hierro.

      Una composición de locomotora y vagones cerca de la estación de Lucainena. Libro  Trenes… pag. 77Una composición de locomotora y vagones cerca de la estación de Lucainena. Libro  Trenes… pag. 77

      Los años del apogeo de la minería del hierro se sitúan entre 1890 y 1914, existiendo una serie de factores que van a posibilitar este auge. En primer lugar, la demanda internacional de hierro es elevadísima, en unos años de intensa industrialización y urbanización. La tecnología Bessemer para la producción de acero va a posibilitar la utilización de minas de hierro libres de fósforo. El mineral almeriense respondía a estas características, existiendo además en el interior de la provincia criaderos vírgenes. El alza de los precios internacionales unida a la depreciación de la peseta crea unas espléndidas expectativas que serán aprovechadas por capitales bilbaínos y extranjeros, sobre todo británicos, que se volcarán en la explotación de las minas así como en la construcción de la infraestructura de transportes necesaria para conducir el mineral a los puntos de exportación.

      Ferrocarril y boom de la minería del hierro van indisolublemente unidos en Almería. No es casual que los mejores años de la minería discurran entre 1895, año de la inauguración del primer trazado ferroviario Almería – Guadix y 1914, comienzo de la guerra europea, prueba inequívoca de su absoluta dependencia tanto de la solución del problema del transporte como de los mercados exteriores.

      El período 1890-99 será la “década ferrocarrilera” por excelencia, pues en ella se constituyen tanto las dos líneas generales que atraviesan la provincia: Guadix – Almería y Lorca – Baza, como los ferrocarriles de vía estrecha que ponían en contacto las minas con los embarcaderos: Herrerías – Villaricos, Bédar – Garrucha, Lucainena – Agua Amarga, Baños de Sierra Alhamilla – Almería. También fue necesario construir, cables aéreos y pequeños ramales que pusieran en conexión las zonas mineras con las redes generales.

      Instalaciones del socavón Colmenilas, dentro de las minas de Lucainena, a principios del siglo XX. Libro Trenes… pag. 72Instalaciones del socavón Colmenilas, dentro de las minas de Lucainena, a principios del siglo XX. Libro Trenes… pag. 72

      Se dibuja así sobre la provincia una red de transportes que reúne dos rasgos esenciales: su vinculación netamente minera y su carácter colonial, su diseño exclusivamente al servicio de los intereses exportadores. No se trata de comunicar Almería con el resto del estado ni de estructurar la economía provincial, sino exclusivamente de unir las zonas mineras con los puertos exportadores.

      El desarrollo de la minería del hierro fue tan espectacular como breve. La decadencia fue espectacular entre 1914-36, influyendo en ella factores similares a los que habían posibilitado su auge, sólo que en sentido contrario: el agotamiento de los criaderos, la caída de la demanda a partir de la guerra europea, la reconversión de la siderurgia en la posguerra al aparecer una tecnología que permitía la utilización del hierro fosforoso, el aumento de los costes de producción por la mejora de las condiciones de trabajo, la apreciación de la peseta. Y por supuesto el coste del transporte, auténtico cuello de botella que llegaba a suponer en algunos casos más del 50% del total.

      Recorrido del ferrocarril de vía estrecha Lucainena- Agua Amarga. Libro: Trenes… pag. 69Recorrido del ferrocarril de vía estrecha Lucainena- Agua Amarga. Libro: Trenes… pag. 69

      La idea inicial era transportar el mineral a la costa mediante un cable aéreo hasta el ferrocarril de Sierra Alhamilla y desde allí al puerto de Almería. Sin embargo la falta de acuerdo con esta línea de ferrocarril, la distancia de 55 kms y el paso problemático por la vega de Almería, y la escasa capacidad de transporte del cable aéreo, motivan que sea más práctico un ferrocarril de vía estrecha hasta la costa a través de la salida natural de la rambla de Alias y desde allí hasta Agua Amarga.

      La construcción se inició en setiembre de 1894 y concluyó en mayo de 1896, cuando se realiza la primera carga de hierro en el vapor Albia. La línea fue concedida por el Estado en 1895 por 99 años, sin subvención pero declarándose de utilidad pública, a efectos de la expropiación forzosa de terrenos necesarios para el paso del ferrocarril.

      El tendido de la línea de 36 kms, con ancho de vía de 0,75 m, supuso una inversión de casi 4 millones de pts, una cantidad fabulosa para la época. El punto de partida era la estación de Lucainena, situada junto al actual colegio de la localidad (antes era la oficina técnica de la empresa minera) y enterrada bajo un bancal actual, y desde allí seguía el actual curso de la Vía Verde, con tres estaciones intermedias (Peralejos, Colmenillas y La Palmerosa), disponiendo las dos primeras de depósito de agua para aprovisionamiento de la locomotora de vapor, y que permitían el cruce de trenes ascendentes y descendentes.

      Ruinas de antiguas instalaciones mineras cerca de los hornos de calcinación © Fotografía: Paco BonillaRuinas de antiguas instalaciones mineras cerca de los hornos de calcinación © Fotografía: Paco Bonilla

      La explotación del hierro y el ferrocarril cambiaron la vida de Lucainena. No solo daban trabajo a los vecinos, que simultaneaban con las labores agrícolas, sino que permitió que el pueblo tuviera alumbrado público y privado gracias al sobrante de potencia de la central diesel de la compañía minera. El pueblo contaba con telégrafo, colegio, economato, puesto de la Guardia Civil, oficina de Correos, oficinas bancarias, teatro… Todo un lujo para la época gracias a la minería.

      El volumen de actividad de la línea, con transporte exclusivamente minero, fue muy importante y entre 1896 y 1931 transportó un total de 3.795.569 toneladas. El material utilizado en la explotación eran pequeñas locomotoras de vapor, hasta nueve, todas debidamente bautizadas, que tenían una potencia media de 280 CV. Habitualmente cada tren arrastraba 20 vagones cargados con un peso total de 200 toneladas (cada vagón podía cargar 7,5 toneladas más las 2,9 de tara). Excepcionalmente, el ferrocarril contaba con dos pequeños coches de viajeros que serían utilizados para el transporte de directivos e ingenieros, aunque quedan algunos testimonios de su uso para el traslado de algunos vecinos de Lucainena a las playas de Agua Amarga.

      La línea férrea y las minas solo fueron rentables durante las dos primeras décadas pues la crisis de la Primer Guerra Mundial y la recesión posterior motivaron que los depósitos de Agua Amarga estuvieran repletos de un mineral que nadie quería por la competencia de otras zonas productoras y los altos costes con las reivindicaciones salariales. En 1931 se suspende temporalmente el ferrocarril, que se reanuda en 1939, para ser cerrado definitivamente en 1942. El vapor Bartolo fue el último barco en cargar en Agua Amarga. Las locomotoras, vagones, puentes y vías fueron despiezadas y trasladadas en camiones a Almería. Se desmantelaron todas las instalaciones.

      Cargadero de Agua Amarga y el buque Bartolo con la última carga de mineral de hierro en 1942. Libro Trenes… p. 80Cargadero de Agua Amarga y el buque Bartolo con la última carga de mineral de hierro en 1942. Libro Trenes… p. 80

    • ANTIGUOS HORNOS DE CALCINACIÓN DE MINERAL DE HIERRO

      Esta batería de ocho hornos de calcinación, conservados entre montañas de escoria y las trincheras y planos inclinados para cargar los vagones del ferrocarril minero, integra un paisaje crepuscular, que parece recordarnos una hecatombe nuclear. Presentan una sección troncocónica de unos 7 m de diámetro, con base maciza y estructura de mampostería, revestida exteriormente de sillares e interiormente de ladrillos refractarios.

      Con capacidad para calcinar unas 50 tns por horno al día, se instalaron por la necesidad de aumentar la pureza del hierro, ya que desde 1900 las vetas presentaban un claro predominio de carbonatos sobre los óxidos de hierro. La calcinación es el proceso de calentar una sustancia a temperatura elevada para provocar un cambio de estado en su composición física, permitiendo así eliminar los carbonatos o material estéril de naturaleza gaseosa.

      . Batería de hornos de calcinación © Fotografía: Paco BonillaBatería de hornos de calcinación © Fotografía: Paco Bonilla

      Las vagonetas cargadas de mineral llegaban desde arriba con una pasarela hasta la misma boca del horno, donde basculaba la preciada carga, que salía por abajo como mineral desprovisto de gran parte de su impureza. El material estéril sobrante se depositaba en las escombreras cercanas.

      Los hornos han sido rehabilitados en 2010 y permiten, junto con los paneles interpretativos, que aconsejamos seguir, y pasarelas instaladas para acceder arriba, una visión panorámica del conjunto. Pero, en realidad, están ligados a una segunda etapa del complejo minero.

      En una primera etapa las minas a cielo abierto se sitúan en la parte alta de la montaña, donde podemos reconocer el Peñón de Lucainena, con sus 1004 m de altitud, y la antigua estación de Cañadas (apenas visible en la montaña), que recogía la producción férrea en la parte alta de la sierra en diversas minas. La conexión de esta vía superior con la estación de Lucainena se realizaba mediante el impresionante plano inclinado del Burrucho, de 604 m de longitud, cuya huella en la sierra y dominando sobre el núcleo urbano es todavía visible.

      En una segunda etapa las labores alcanzan mayores profundidades en minas ya subterráneas y el claro predominio de los carbonatos sobre los óxidos obliga a construir los hornos de calcinación para aumentar la pureza del mineral. Ahora las labores de extracción son a un nivel más bajo de la montaña (el llamado Socavón Colmenillas). Se crea una línea férrea en una cota más baja y se suprime parte del plano inclinado del Burrucho.

      . Reconstrucción sobre el terreno de las distintas vías mineras de la sierra de Lucainena y el plano de El Burrucho. Libro Trenes… pag. 75.Reconstrucción sobre el terreno de las distintas vías mineras de la sierra de Lucainena y el plano de El Burrucho. Libro Trenes… pag. 75.

      Identificación elementos:

    • 1. Minas a cielo abierto
    • 2. Estación de El Burrucho
    • 3. Estación de Lucainena
    • 4. Socavón Colmenillas
    • 5. Batería de hornos de calcinación
    • 6. Planos inclinados
    • 7. Escombreras de estériles
    • 8. Central eléctrica
    • 9. Plano inclinado El Burrucho
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    • Junto a los hornos podemos identificar al Norte un plano inclinado de subida, con varios castilletes, accionado por un motor eléctrico que permitía elevar los vagones cargados con maderas para las minas y carbón para los hornos. En el plano inferior a los propios hornos podemos reconocer el apeadero de salida del ferrocarril minero y que conducía hasta la cercana estación de Lucainena, identificándose las toberas de volcado del mineral sobre el paramento de hormigón.
    • Es interesante seguir un pequeño sendero al Norte, justo antes de las escombreras de escorias de hierro, y a apenas 200 m atravesamos un pequeño túnel, perfectamente adaptado y rehabilitado para su tránsito peatonal. En realidad es el antiguo camino real a Turrillas y nos conduce, al otro lado del túnel, al poblado minero, donde podemos identificar la central eléctrica, ruinas de viviendas… y, más arriba, castilletes, escombreras y restos de edificios relacionados con las minas de la sierra.
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    • Túnel de acceso de la Batería de Hornos de Calcinación al complejo minero de la sierra © Fotografía: Paco BonillaTúnel de acceso de la Batería de Hornos de Calcinación al complejo minero de la sierra © Fotografía: Paco Bonilla
    • VÍA VERDE DE LUCAINENA

    • Comienza justo al lado del edificio de la antigua compañía minera, hoy Colegio, construido en mampostería reforzada por sillares en las esquinas, y con una chimenea anexa, como mudo testigo de la actividad minera. Podemos identificar una pequeña estación de ferrocarril de partida, como oficina de información de la Vía Verde y la localidad, aunque en realidad es una construcción reciente. Son 5,1 kms de vía asfaltada con gravilla que aprovecha la antigua plataforma del ferrocarril minero y que nos llevará hasta el Cortijo El Saltador, donde abandonamos la Vía Verde para coger una estrecha carretera hasta Polopos.

      Oficina de información al comienzo de la Vía Verde de Lucainena Oficina de información al comienzo de la Vía Verde de Lucainena

      Es un trayecto fácil y llano (un suave descenso) que avanza entre cortijadas y pequeñas parcelas de almendros y olivos, pudiendo reconocerse alguna trinchera del ferrocarril. A partir del km 3 la vía se convierte en un balcón a la rambla de Lucainena y ya encontramos barranqueras, cuajadas de higueras, adelfas y frutales, mientras la montaña muestra su esparto, bolinas… En el punto final podemos identificar a la izquierda los restos de la noria de sangre del cortijo Las Tejas, rodeado de palmeras.

      No podemos perder la oportunidad de realizar este sendero tranquilo y rodeado de un paisaje sugerente. La experiencia merece la pena. A mitad del trayecto podemos reposar en un área de descanso con mesas y sombra, mientras reconocemos casas-cueva en las trincheras de la vía.

      Zona de descanso con asientos y antiguas casas cueva, a mitad aproximadamente del recorrido de la Vía Verde de Lucainena Zona de descanso con asientos y antiguas casas cueva, a mitad aproximadamente del recorrido de la Vía Verde de Lucainena


      DEPÓSITO DE AGUA DE LA ANTIGUA ESTACIÓN DE PERALEJOS 

      Debemos estar atentos para identificar este depósito en una pequeña recta. La referencia es haber cruzado la rambla para sortear el puente Rafaela y una fuerte pendiente para retomar la carretera y el antiguo trazado de la vía férrea, y un poco antes de 1 km encontramos el depósito a la izquierda.

      Suponía una de las tres estaciones instaladas en la línea, sirviendo tanto para aprovisionar de agua la locomotora de vapor como estación de cruce de los trenes ascendentes y descendentes. Se reconoce por una balsa elevada sobre la carretera actual con estructura troncopiramidal de mampostería y edificio anexo de control que servía para el jefe de línea y el guarda jurado de vigilancia. Hay otra estación, la de Colmenillas, en la Venta del Pobre, pero en un estado lamentable, rodeada de suciedad y entre construcciones recientes.

      Depósito de agua de la estación © Fotografía: Diego VarónDepósito de agua de la estación © Fotografía: Diego Varón

    • TÚNEL EN ROCA VIVA

      Un poco más abajo, a apenas un km encontramos un túnel, el único de la vía férrea, excavado en roca vivía y con unos 100 m de longitud y en curva. Sorprende que un tren pudiera circular por tan angosto espacio y que se pudiera horadar la roca con la escasa tecnología del momento.

      Entrada al túnel horadado en la roca © Fotografía: Alfonso RuizEntrada al túnel horadado en la roca © Fotografía: Alfonso Ruiz

      PUENTE DEL MOLINILLO

      En nuestra ruta hemos pasado algunos puentes, que nos han obligado a abandonar la plataforma del antiguo ferrocarril y descender hasta la rambla de Alias, pues al desmontarse las instalaciones en 1942 se quitaron las pasarelas metálicas y solo quedó la oba de fábrica de los extremos, pero los puentes quedaron intransitables.

      Espectacular panorámica del Puente del Molinillo © Fotografía: Paco BonillaEspectacular panorámica del Puente del Molinillo © Fotografía: Paco Bonilla

      Éste del Molinillo, situado a aproximadamente un km del túnel, es el más espectacular de todo el trazado y merece una atención específica. Lógicamente falta el tablero metálico que conectaba ambas pilas (estructuras de obra para levantar un puente o viaducto), levantadas aquí con sillares de piedra perfectamente regulares y revelando una maestría y cuidado diseño, de forma que la funcionalidad se completaba con una apariencia estética, reconocible en el perfilado sobresaliente de los sillares en los ángulos de las pilas. Éstas se cimentan sobre una durísima roca metamórfica que permite una estabilidad a toda prueba.

      A 800 m de vadear la rambla junto a este puente la carretera abandona la rambla y la antigua vía férrea. Estamos llegando a los Campos de Níjar y la vía se ensancha a la salida de la barriada de Polopos, escenario ideal de muchos “spaguetti western”.

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    • EMBARCADERO DE AGUA AMARGA (NÍJAR)

      Supone el punto final de esta vía férrea mediante un cargadero de 45.000 tns de almacenamiento y un embarcadero que se prolongaba en un muelle metálico Cantilever de 70 m de longitud en voladizo y 14 m de altura, que apoyaba en una pila apoyada en el mar, para cargar los barcos atracados junto al embarcadero.

    • Reconstrucción idealizada de las instalaciones del embarcadero de Agua Amarga. Libro Trenes… pag. 81Reconstrucción idealizada de las instalaciones del embarcadero de Agua Amarga. Libro Trenes… pag. 81
    • Relación de elementos:

    • 1. Trinchera de acceso de la locomotora y fin del trayecto con bifurcación
    • 2. Circulación por la corona de la colina para abastecer tres depósitos subterráneos y conexión al plano inclinado de la playa
    • 3. Depósitos subterráneos
    • 4. Plano inclinado
    • 5. Depósito de fueloil para abastecer el motor diesel de la central eléctrica de Lucainena
    • 6. Plano inclinado
    • 7. Túnel comunicando los depósitos subterráneos con el plano inclinado
    • 8. Depósitos principales del barranco
    • 9. Túneles con vía para salida de las vagonetas para llevar al embarcadero
    • 10. Muelle metálico
    • Los barcos que fondeaban allí pertenecían a empresas navieras del grupo Sota y Aznar, propietarios del complejo minero y ferrocarril de Lucainena, y solían transportar el mineral a Inglaterra y el País Vasco.
       

      TRINCHERA DE ACCESO DEL FERROCARRIL

    • Cuando abandonamos la carretera de acceso cogemos una trinchera formada por la plataforma de la vía férrea entrando en la parte alta del complejo del embarcadero, a unos 80 m de altura. A la izquierda reconocemos un aljibe para recoger el agua vertida en el barranco Calarena y que abastecía del preciado líquido al conjunto de las instalaciones y personas del embarcadero.

      El aljibe es un depósito semisubterráneo de forma rectangular que consta de un sistema de captación que recoge las aguas de lluvia del entorno próximo, una balsa de decantación para evitar los lodos y aguas turbias, y el depósito de agua propiamente dicho, cubierto por una alargada bóveda de cañón.

      Imponente plano inclinado y vista general de los restos de las instalaciones en la parte alta del embarcadero © Fotografía: Paco BonillaImponente plano inclinado y vista general de los restos de las instalaciones en la parte alta del embarcadero © Fotografía: Paco Bonilla

      Las composiciones de locomotora y vagones terminaban aquí su recorrido, mientras la línea se bifurcaba en dos ramales. Uno circulaba por la rasante superior de la montaña y debía abastecer de mineral los dos depósitos subterráneos  instalados más adelante, con entrada en forma de embudo, y además conectaba con un plano inclinado automotor que descendía hasta la vecina playa de Agua Amarga, por donde llegaría el aprovisionamiento de materiales al embarcadero y al conjunto minero de Lucainena, en forma de carbón para los hornos, madera para entibar, harina u otros comestibles.

      El segundo ramal, que cruza bajo un puente del primer ramal, da paso a otro plano inclinado de 231 m de longitud y 40 de desnivel, por donde operaban vagones. Estos recogían el mineral de las compuertas inferiores de los tres depósitos subterráneos y los trasvasaban a los cargaderos principales, con capacidad para 45.000 tns, organizados en distintos niveles en un tamaño impresionante, que aprovecha la pendiente del barranco.

      Los vagones eran movidos por la fuerza muscular de 6 o 7 obreros, al igual que el transporte de las vagonetas desde los túneles de salida de estos depósitos principales hasta el embarcadero metálico, cuya pasarela metálica final permitía descargar sobre los bodegas de los cargueros amarrados al costado.

      El sistema de transporte y carga era espectacular pero relativamente sencillo, pero nos ilustra sobre la economía de la explotación y transporte de esta minería del hierro, intentando optimizar costes y beneficios.

      PANEL INTERPRETATIVO

    • Siguiendo la vereda por la cota superior de la montaña podemos identificar claramente los dos ramales mencionados, especialmente el plano inclinado automotor que conducía hasta los depósitos principales del barranco, los depósitos subterráneos a nuestra izquierda, casi junto al cartel informativo, y las ruinas de las antiguas instalaciones, que controlaban desde aquí arriba todo el proceso de transporte y carga final.

      Aconsejamos encarecidamente no abandonar este sendero y evitar acceder por cotas inferiores, por la presencia de tolvas embudo de estos depósitos subterráneos y las fuertes pendientes, que pueden suponer un riesgo innecesario.

      Depósitos principales aprovechando la pendiente del barranco, con capacidad para 45.000 toneladas © Fotografía: Paco BonillaDepósitos principales aprovechando la pendiente del barranco, con capacidad para 45.000 toneladas © Fotografía: Paco Bonilla

    • EXTREMO FINAL Y VISTA PANORÁMICA
    • Llegaremos hasta el extremo final, al borde del acantilado, donde reconocemos perfectamente todo el complejo del embarcadero, con sus dos ramales de acceso, los grandes depósitos de minerales a modo de enormes bancales aprovechando la pendiente del barranco Calarena, y una plataforma inferior por donde se moverían las vagonetas empujadas por obreros para transportar el mineral a los barcos situados junto al embarcadero metálico, hoy desaparecido. Hoy todo es silencio, abandono y ruina, donde antes hubo ruido, movimiento y bullicio. También podemos identificar un horno de calcinación troncocónico de mampostería, empleado para aumentar la pureza del mineral antes de su exportación.

      Agua Amarga y una vista de la costa de Cabo de Gata © Fotografía: Paco BonillaAgua Amarga y una vista de la costa de Cabo de Gata © Fotografía: Paco Bonilla

      Es innecesario recordar unas mínimas condiciones de seguridad y no acercarnos demasiado al peligroso acantilado, ya que el espacio, lamentablemente, no está habilitado para la visita turística.

      En cambio podemos disfrutar de una magnífica vista panorámica. En primer término la playa y la barriada de Agua Amarga, atractivo veraniego para un turismo deseoso de espacios auténticos.

      Pero el espectáculo continúa más allá. Podemos identificar las calas de Enmedio y el Plomo al otro lado de la playa, y mas allá se recorta el Peñón de la Cala de San Pedro, mientras al fondo se perfila la Punta de la Polacra, cierre del Playazo de Rodalquilar. El espectáculo visual es impresionante y más al amanecer o atardecer, cuando el solo nos puede deleitar con todos sus matices, ofreciendo un broche perfecto al itinerario.

Galería

Hornos de calcinación en Lucainena de las Torres
Detalle de la batería de hornos en Lucainena de las  Torres
Detalle de la batería de hornos en Lucainena de las  Torres
Ruinas de instalaciones mineras en Lucainena de las Torres
Túnel de acceso al complejo minero en Lucainena de las Torres
Panorámica desde la Vía Verde en Lucainena de las Torres
Vía Verde de Lucainena de las Torres
Puente del Molinillo en la Rambla de Alías © Fotografía: Paco Bonilla
Puente del Molinillo en la Rambla de Alías © Fotografía: Paco Bonilla
Panorámica de Agua Amarga © Fotografía: Paco Bonilla
Restos de las instalaciones en la parte alta del embarcadero de Agua Amarga© Fotografía: Paco Bonilla
Depósitos de mineral en el embarcadero de Agua Amarga © Fotografía: Paco Bonilla
Imponente plano inclinado y vista general de los restos de las instalaciones en la parte alta del embarcadero © Fotografía Paco Bonilla
Desde la parte alta del embarcadero de Agua Amarga  © Fotografía Paco Bonilla

 

 

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