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LAS MENAS
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En este paraje de Las Menas, durante casi un siglo (1889-1968), se fraguó un entramado de empresas mineras conocedoras de la excelente calidad del hierro de la sierra de los Filabres. Esta situación se ve favorecida por el derrumbamiento de la minería del plomo, la construcción de la línea de ferrocarril Lorca-Baza en 1887 y la presencia de Gustavo Gillman (1856-1922), ingeniero inglés profundo conocedor de los recursos mineros de la provincia, que promovió la llegada de grandes empresas para establecerse aquí, propiciando la apertura de los cotos mineros de Serón y Bacares.
Antigua vivienda del ingeniero jefe de Las Menas reconvertida en Centro de Interpretación © Fotografía: Paco Bonilla
Entre 1885-1890 comienzan las primeras explotaciones, que favorecieron el desarrollo económico y demográfico de la región, aportaron trabajadores procedentes de otros lugares, aceleraron el desarrollo de otros sectores y generaron abundante riqueza y prosperidad, pues la sierra en esos años estaba casi deshabitada, no existían carreteras y los recién llegados sólo encontraron caminos y veredas, algunos de ellos casi intransitables.
Podemos destacar cuatro grandes compañías mineras:
- - La belga Mines et Chemin de Fer Bacares-Almería et Extensions. Fundada en Bruselas (1887).
- - La inglesa The Bacares Iron Ore Mines Limited (Glasgow – 1899). Denominada “Compañía de los Ingleses”, fue la primera en resolver el problema del transporte y la primera que comienza a operar. Financia la construcción del ferrocarril e instala dos cables aéreos.
- - La holandesa W.H Müller y Cía, (Rotterdam – 1911) creó su filial española en Santander y explotó los cotos de Dulce María y San Miguel.
- - Sociedad Minera Cabarga San Miguel. (nace en 1911 como filial de la W.H Müller y Cía). En 1925 se fusiona con Mines et Chemin de Fer Bacares-Almería et Extensions.
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Vista parcial este de Las Menas. Detalle de los talleres y el almacén general hacia 1920-30. Foto de Juan Antonio Avilés. Colección Emilio Herrero Pérez
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Estas compañías se reparten los distintos cotos y el transporte del mineral será el primer obstáculo al que se enfrenten, solventado mediante la instalación de cinco cables aéreos y sus cargaderos. El coto minero comienza a poblarse y en 1911 los obreros dedicados al hierro en los cotos de Serón-Bacares suman 2.383.
En sus orígenes las condiciones de vida eran muy duras, con jornadas interminables, de sol a sol, debido al sistema de destajo que se realizaba; inseguridad por el riesgo permanente de accidentes; jornales exiguos que apenas alcanzan para cubrir los mínimos vitales y, por tanto, mala nutrición; desplazamiento penoso hasta el lugar de trabajo, por veredas y caminos sin asfaltar; clima muy duro con calzados y ropas poco adecuadas para el gélido invierno en Las Menas, donde las copiosas nevadas eran frecuentes; y un exceso de mano de obra que repercute negativamente en la subida de los jornales. En este contexto, en 1918 se producirá una huelga que durará 40 días. Al año siguiente, otra gran huelga, que conseguirá que la jornada laboral sea de 8 horas.
San Miguel, Ermita de Santa Bárbara y Casas de Dirección. Hacia 1920-1930. Colección Emilio Herrero Pérez
El poblado de Las Menas será el más importante y el mejor conservado, levantado por Mines et Chemins de Fer Bacares-Almería et Extensions, conocida como Casa Menas, en un lugar próximo a las bocas de las minas. Irá creciendo paulatinamente y en 1910 ya cuenta con hospital, casa de dirección y oficina, que en estos años también se la denomina Casa del Conde de Caserta. En torno a estos edificios, de una gran calidad constructiva, se desarrollará todo el poblado, que irá creciendo paulatinamente, según vayan surgiendo las necesidades, ya que en los primeros años de explotación no había viviendas ni para facultativos ni para los mineros, que tenían que desplazarse a pie desde las zonas limítrofes, comenzando a construirse barracones y chabolas de ínfima calidad, produciendo hacinamiento y falta de medidas higiénicas y de salubridad.
En 1909-1910, entre el rio y las bocas de las minas, se construyen los talleres, los almacenes y el polvorín que era el lugar donde se guardaban los explosivos y estaba permanente vigilado.
En 1918, bajo la dirección de Federico Carlos Engelbert Von Bevervorode, se procede a realizar la ordenación del poblado, donde la organización de las áreas residenciales reproduce la jerarquía laboral de la empresa. El nivel más elevado para las casas de los directivos e ingenieros; después la casa del médico y técnicos; y por último las viviendas agrupadas y pabellones para los mineros. Aquellas tendrían todas las comodidades que aquellos tiempos permitían y las dotan de grandes jardines que las circundan rodeados de altas vallas, para no ser ni vistos ni molestados por los obreros o mineros que se hacinaban en infraviviendas.
En 1925, la Mines et Chemin de Fer Bacares-Almería et Extensions, propietaria del poblado, se fusiona con Cabarga San Miguel y queda como director de ambas el mismo “Don Federico”, como era conocido. Se introducen mejoras sociales que aumentan la calidad de vida del proletariado minero. Creará la primera banda de música e introducirá una política paternalista que permitirá asentar a los obreros en su lugar de trabajo con nuevas viviendas, necesarias para los obreros que llegan atraídos por el boom de la minería.
Tolva de mineral de Menas y puente metálico. Hacia 1917-1930. Foto de A.J. DONS. Colección Emilio Herrera Pérez
En los años treinta se construye un el campo de futbol y se inaugura el cine. En los cincuenta se construye la carretera o camino viejo, pues antes se accedía al poblado por un carril denominado popularmente “Camino de Almería”. Con la carretera llegan los camiones y los obreros ya no tenían que desplazarse a pie pues la compañía montó un servicio de transporte.
En estos cincuenta se edifican tres pabellones para los trabajadores de la compañía, dos destinados a los obreros con familia y el tercero para los solteros. Se construye un nuevo cuartel para la Guardia Civil y en los sesenta se levanta una plaza de toros, la última gran obra en Las Menas.
En 1968 la compañía cesa su actividad y con el cierre de las minas llega el abandono, la emigración y el expolio, convirtiendo un lugar idílico y lleno de vida en un pueblo fantasma, Los habitantes de Menas se marcharon, obligados por el cierre, con la esperanza de volver y retomar su existencia.
Ruta Histórica de Las Menas y ubicación de las instalaciones
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Cuando dejamos el coche en el aparcamiento y cogemos la cuesta junto al camping estamos en el Paseo de las Acacias, la calle básica del antiguo poblado minero y avenida de comunicación entre las instalaciones, con la casa del Médico como primer edificio visible. A partir de ahora seguiremos las indicaciones del plano adjunto sobre la Ruta Históricas Las Menas.
Un sencillo espacio interpretativo sirve como acceso al conjunto minero y encontramos tres paneles en acero corten aludiendo a las tres grandes minas del coto minero (Necesaria, Concepción y Jota), gestionadas por la compañía Cabarga San Miguel, incluyendo una relación de nombres de trabajadores y técnicos, con su oficio, a modo de homenaje. Detrás, un gran bloque de mineral de hierro en forma cuadrangular recuerda el regalo a la llegada del ingeniero jefe “Don Federico”.
Paseo de las Acacias, calle principal de Las Menas © Fotografía: Paco Bonilla
El objetivo actual es recuperar el conjunto minero como centro turístico y por ello la Junta de Andalucía ha adquirido su titularidad. El antiguo hospital es el actual camping. Las antiguas oficinas de la compañía holandesa constituyen la recepción, el bar y el restaurante del hotel, cuyas habitaciones son el bloque de viviendas o pabellón de los antiguos mineros casados (organizado en dos plantas).
Mas allá, y todavía sin recuperar, los bloques de los mineros solteros (el proyecto futuro es convertirlo en albergue juvenil), la escuela y el cuartel de la Guardia Civil, estratégicamente situado junto a las casas principales de los ingenieros y frente a los bloques de los obreros, pues no olvidemos que este grupo social era el más reivindicativo y combativo por sus derechos. Al otro lado del barranco identificamos la barriada minera del Rascador Alto.
De cualquier manera aconsejamos seguir la Ruta Histórica por el conjunto minero, ya que los distintos paneles interpretativos identifican los edificios conservados, los asocia con sus antiguos moradores y permite recrear la memoria de un espacio con muchísimas referencias culturales y emocionales.
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La antigua vivienda del ingeniero jefe o director general ha sido rehabilitada recientemente como espacio interpretativo de la minería y la historia natural de Los Filabres, y no podemos dejar de visitarla.
Antigua vivienda del ingeniero jefe, hoy recuperada como Centro de Interpretación de Las Menas© Fotografía: Paco Bonilla
Se reconoce de manera clara como la edificación más importante del conjunto minero y rodeado de un magnífico jardín botánico alrededor, organizado en distintos niveles abancalados. Su ubicación privilegiada permite controlar todo el conjunto minero, fundamental para el ingeniero jefe, y, como símbolo de jerarquía y estatus social, la vivienda disponía originalmente de todos los lujos y comodidades del cargo (calefacción, piscina, casa de muñecas para las hijas, casa del servicio independiente, cenador en el jardín…).
Actualmente sus dos plantas acogen una muestra interpretativa de las características geológicas y ambientales de Los Filabres, la gran mancha verde de Andalucía, la historia de la minería y del poblado de Las Menas, además de una selección de fotos antiguas del conjunto minero en febril actividad antes de su cierre en 1968. Merece la pena detenerse en la muestra y recrear un pasado que ha estado vivo hasta hace pocas fechas.
Sala del interior del Centro de Interpretación © Fotografía: Paco Bonilla
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Aconsejamos descender a Serón por la antigua carretera de las minas, laAL-5408, camino más corto y sugerente, pero más pronunciado e inaccesible para los autocares. Nos permitirá contemplar uno de los escasos elementos metálicos mineros que han perdurado, el túnel de acceso a la famosa mina Cabarga San Miguel, con el puente y el arranque del cable aéreo hasta la línea de ferrocarril, en concreto conectando con el cargadero de Los Canos, que visitaremos más adelante.
Puente metálico y partida del cable aéreo hacia el cargadero de Los Canos © Fotografía: Alfonso Ruiz
Pero el elemento más sobresaliente es la ermita de Santa Bárbara, antes iglesia presbiteriana levantada en 1911 por un ingeniero alemán, con ese inconfundible sabor anglosajón de tejado a dos aguas de gran pendiente y pequeña torre campanario junto a la entrada. Originalmente nos remonta al ascetismo luterano, resultado de vaciar de contenidos la fe católica, sin imágenes ni sacramentos, solo la fe y las Escrituras.
Hoy es una ermita católica que alberga la imagen de Santa Bárbara, patrona de los mineros, identificada con la palma del martirio y una torre con tres ventanas a su lado, como símbolo de la fortaleza en la fe en la Santísima Trinidad.
La imagen original fue destruida durante la Guerra Civil, siendo sustituida por la actual. Al cerrarse las minas en 1968 quedó provisionalmente en manos privadas, hasta la reciente restauración de la ermita en 2010, escenario de una fiesta popular a comienzos de agosto.
Ermita de Santa Bárbara © Fotografía: Alfonso Ruiz
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CARGADEROS DE MINERAL DE HIERRO
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Una vez que descendemos a Serón, sea por la antigua carretera minera AL-5408 o por la nueva A-1178, visitaremos los dos cargaderos que permitían conectar las minas de Las Menas con la línea ferroviaria a través de sendos cables aéreos.
Esta línea férrea tendrá una clara vocación minera, para transportar el preciado mineral de hierro hasta el embarcadero de El Hornillo (Águilas. Murcia). Su construcción se inicia en 1887 y se inaugura en 1903 con este muelle embarcadero, con una tecnología muy similar al Cable Inglés de Almería, salvo la carencia de depósito-tolva.
Su momento de esplendor será hasta la Primera Guerra Mundial, coincidiendo con la llamada Paz Armada y una gran demanda mundial de hierro y acero para la militarización de las naciones. Sin embargo los años veinte marcan la primera gran crisis con el cierre de los mercados, aunque siempre hubo problemas con el material ferroviario, con vías débiles y puentes no preparados para mucho tonelaje o grandes locomotoras, lo que motivaba que el mineral se acumulara en estos grandes cargaderos.
Antigua estación de ferrocarril de Serón, hoy convertida en restaurante y Vía Verde del Hierro al fondo © Fotografía: Paco Bonilla
Durante la postguerra española y con la gestión ferroviaria de Renfe se producen los sucesivos cierres de los cotos mineros y en 1967 del último cargadero, Los Canos. Los viajeros transportados eran pocos por la escasa velocidad que permitían las vías y un estudio de viabilidad de 1981 determinaba que solo se cubría el 23% de los costes de explotación. Ante esta ruina total la línea férrea cierra definitivamente el 1 de enero de 1985, fecha negra para el Almanzora, a pesar de las protestas comarcales, y se desmantelan parte de las instalaciones. Las estaciones y la plataforma de la antigua vía quedan como testigos mudos.
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Nos encontramos ante un conjunto formado por la antigua estación de ferrocarril (hoy rehabilitada como restaurante y punto de partida de la Vía Verde del Hierro), el cargadero, las cocheras de locomotoras y una pequeña barriada ferroviaria.
Reconstrucción idealizada de la estación de Serón con el bullicio del ferrocarril antes de su cierre
Está claro que estamos ante un punto estratégico que conectaba Las Menas con la línea de ferrocarril a través de dos cables aéreos suspendidos mediante torretas y arrastrados por gravedad y motores de tracción que permitían transportar vagonetas. En concreto aquí convergían dos cables aéreos, uno llamado del Manzano y otro del Cortijuelo y Perdigones, que suspendían vagonetas de 480 kilos a razón de 120 unidades por hora (paso de 1 cada 30 segundos).
Se depositaban en dos depósitos tolva, con capacidad para 40 o 50.000 tns, visibles al otro lado de la playa de vías de la estación como grandes muros de sillería, y desde aquí, con vertederas, se volcaban hasta los vagones del ferrocarril. Esta febril actividad explica el conjunto ferroviario y minero, hasta que en los cincuenta del siglo pasado se cerraron las explotaciones y los cables aéreos.
Antiguo cargadero de hierro de la estación de Serón © Fotografía: Paco Bonilla
A continuación sugerimos seguir nuestro camino hasta el cargadero de Los Canos por la Via Verde del Hierro de Serón y en apenas 4 kms llegamos. De paso podremos disfrutar de unas magníficas panorámicas del valle del Almanzora y del caserío de Serón al fondo.
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Constituye el punto final de conexión con la línea férrea Baza-Águilas del cable aéreo de la mina Cabarga san Miguel, que anteriormente hemos visitado, con una longitud de 6.750 m. Este ramal principal llegaba hasta el coto de Las Menas, pero, además, había otro ramal secundario, hasta la mina Dulce María, empalmando ambas en la llamada estación intermedia.
Sorprende este conjunto tanto por su tamaño y monumentalidad como por la particularidad de no contar con edificio de la estación, como en el caso anterior, sino una simple vivienda anexa para el encargado del apartadero, ya que aquí el control y la protección de la circulación férrea ya se hacía mediante semáforo.
Reconstrucción idealizada del funcionamiento del cargadero de Los Canos
El cargadero, en sí, funcionaba de manera simple y eficaz, de forma que arriba un depósito tolva, de 40.000 tns de capacidad y 90 m de longitud, recibía los baldes de 525 litros de capacidad del cable aéreo, cuyo castillete terminal se disponía justo encima del depósito del cargadero. Por la parte inferior dos túneles paralelos permitían la descarga directa sobre los vagones de la composición férrea mediante vertederas, lo que permitía que, en caso de necesidad, la carga se pudiera realizar en apenas 5 minutos. En condiciones normales el cable podría transportar hasta 1200 tns de mineral en 10 horas de trabajo.
Interior del cargadero de hierro de Los Canos © Fotografía: Paco Bonilla
Todo el complejo fue desmantelado en 1968.