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Almería Barroca Arte de los Sentidos

El Barroco, como estética artística y horizonte histórico, tuvo un indudable protagonismo en Almería durante los siglos XVII y XVIII, con una marcada impronta católica, pues debía servir como instrumento de propaganda y atracción de los fieles por parte de la iglesia contrarreformista y del estado absoluto.

El arte se convierte en un escenario e instrumento que visualiza el dogma cristiano y, por ello, y como ejemplo, el retablo del altar mayor se convierte en un gigantesco escenario teatral de la religiosidad del momento. Su marcado sentido de recargamiento decorativo nos habla de un  arte de los sentidos, que capta fácilmente la atención y la religiosidad del pueblo.

Por ello las construcciones más significativas serán iglesias y conventos, creando un modelo urbano de ciudad conventual de la Edad Moderna, donde estos edificios religiosos presentan un protagonismo en la trama urbana por la altura de sus tapias y campanarios además de su fuerza visual y estética. Sin embargo el Barroco es bastante más que el arte religioso, aunque éste sea su representación más significativa, pues constituirá toda una sensibilidad que impregnará todas las facetas de la vida (literatura, filosofía, política, economía…).


Iglesia convento de los Agustinos de Huécija. © Fotografía: Pako ManzanoIglesia convento de los Agustinos de Huécija. © Fotografía: Pako Manzano

El Barroco se enmarca dentro del horizonte de la Edad Moderna, que presenta unos límites claros en nuestro devenir histórico. El final del siglo XV, concretamente 1492, con la toma de Granada por los Reyes Católicos, o la llegada a América…, que marca un punto y aparte en la memoria de los españoles, constituyen el punto de partida. La siguiente fecha para construir nuestra historia es el inicio del siglo XIX, concretamente 1808, en relación con la Revolución francesa, las Cortes Cádiz, la transición al estado liberal…Y entre ambas el Barroco (siglos XVII y XVIII).

Pero esta etapa barroca presenta unos perfiles nítidos a nivel provincial. La llegada del siglo XVI podemos definirla con una Almería cristiana pero de población mayoritariamente morisca, su posterior expulsión, con la consiguiente incentivación de la repoblación, y la situación del territorio almeriense como frontera frente al infiel, motivando que la costa sea peligrosa frente a piratas y berberiscos, obligando a fortificarla.

Con esos condicionantes el siglo XVII aparece con un marcado despoblamiento y la necesidad de nuevos repobladores cristianos y la creación de nuevas iglesias y conventos, que se adornan con una abrumadora y didáctica simbología católica para posicionar definitivamente los postulados religiosos de la iglesia española tanto frente a los antiguos infieles musulmanes como a las nuevas corrientes reformistas de la Europa Central.


Exterior de la Iglesia de Ntra Sra de la Asunción de Huércal-Overa © Fotografía: Paco BonillaExterior de la Iglesia de Ntra Sra de la Asunción de Huércal -Overa © Fotografía: Paco Bonilla

Pero si el siglo XVII significó crisis, el XVIII marca una recuperación demográfica, económica y de creación artística. Ello se aprecia en la importante pujanza constructiva y estética de municipios cabecera de comarca, como  Vélez Blanco y Vélez Rubio en Los Vélez, Huércal-Overa y Cuevas del Almanzora en el Levante, Laujar de Andarax en la Alta Alpujarra almeriense, Berja y Dalias en la Baja Alpujarra, y Adra en la costa.
 


Vista del claustro del Monasterio del Saliente en AlboxVista del claustro del Monasterio del Saliente en Albox © Fotografía: MNavarro

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